domingo, 31 de agosto de 2008

Sabores vírgenes



Un temblor exagerado
delinea mi boca;

una boca que pare,
sin descanso,
besos clandestinos
capaces de explotar
sólo en la punta de tu lengua.

Llevo un siglo juntando amor
para desparramarlo de golpe
a los pies de un cuerpo
que reconoce mi andar
a pesar de no haber sentido nunca
el contorno blando de mi vientre.

Es que me perdí hace años
en el fondo de unos ojos
que devoran mi razón y mi vergüenza,
que envuelven mi carne
con sabores vírgenes.

Los mismos ojos que cada día
me pronuncian en silencio,
con la voz única del corazón.

02/07/08.

No hay comentarios: